Aunque la palabra “pandemia” esté de moda en los últimos meses, desde hace años se habla de la pandemia de la obesidad. Se estima que más de la mitad de la población española padece sobrepeso, y estos números no hacen más que crecer, aún más en la población infantil. Y este no es un problema solo estético, ya que se ha comprobado que es causa de numerosas patologías como la diabetes, la hipertensión, enfermedad cardiovascular, hígado graso, reflujo gastroesofágico y un largo etcétera que la han convertido en la segunda causa de mortalidad evitable tras el tabaquismo.
El primer paso para evitar el sobrepeso es llevar una vida activa acompañada siempre de una dieta saludable, siendo altamente recomendable la dieta mediterránea. De hecho, ¿sabías que el porcentaje de grasa que debe haber en las comidas a lo largo del día aumenta en países como España? Aquí, donde el aceite de oliva virgen extra (AOVE) es la principal fuente de grasa, el consumo de esta debe aumentarse, ocupando un 35% de las calorías totales a lo largo del día, con respecto aquellos países como Irlanda o Suecia, donde no se dispone de ella.
Gracias al llamado “Estudio de los siete países”, el fisiólogo Ancel Keys demostró la existencia de una menor prevalencia de enfermedad coronaria y enfermedad cardiovascular en aquellos países que se regían por los patrones de la dieta mediterránea. Así, hoy en día, podemos seguir disfrutando en España de este “extra” en nuestras comidas, gracias a la pertenencia de lo que muchos catalogarían como “nuestro mayor tesoro”, el AOVE, rico en ácidos grasos monoinsaturados (cardioprotector) y bajo en poliinsaturaciones.
Pero la dieta no lo es todo, ¿Qué hace la actividad física en nosotros para que sea tan recomendable? Pues bien, esta tiene una serie de beneficios físicos, mentales y sociales indudables. Por una parte, la práctica deportiva conlleva la adquisición de una mayor y mejor densidad ósea, previene enfermedades cardiorrespiratorias, desencadena una mejor regulación hormonal, aumenta la masa muscular y ayuda a una correcta distribución de la grasa corporal. Por otro lado, la actividad física también ayuda a prevenir la ansiedad y depresión, estando además muy relacionada con tener una mejor autoestima y un mayor control sobre el estrés.
Teniendo claros los beneficios del deporte, podríamos pensar: “¿Cómo lo hago?”, “¿Cuánta actividad física hago?”. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) en 2020 se recomienda en población adulta unos 150-300 minutos de actividad física moderada e intensa además de 2 días a la semana que incluya fortalecimiento muscular.
Esto son recomendaciones generales, pero lo ideal es que un profesional del ámbito nos ayude a realizar actividad física de una forma lo más individualizada posible ya que, de esta forma, esta se adaptará a nuestras particularidades individuales y conseguiremos maximizar sus beneficios.
Una vez que conocemos los beneficios de la actividad física y la forma en la que tenemos que realizarla para alcanzar estos beneficios… ¿Dónde la practico?, ¿Qué deporte realizo?
La respuesta a esto último es muy sencilla: elige el deporte que más te gusta, pruébalo, cámbialo si no te convence, y sigue probando hasta que encuentres algo que te enganche tanto como a tu amigo el pádel o a tu familiar el ciclismo… Los profesionales de ese ámbito se encargarán de que cumplas las recomendaciones de actividad física de la OMS y de que alcances los beneficios que estas conllevan. Después de todo, si no te gusta el deporte, es que aún no has encontrado el deporte que te gusta.